LA BESTIA
Y allí estaba aquella temible bestia: acechándome fieramente desde un rincón. En ese momento, el animal me lanzó un extraño objeto. Lo miré detenidamente. ¡No lo podía creer! Lo que me había arrojado esa temida e imponente bestia era un simple trozo de lana.
Entonces, lo comprendí todo: sólo quería jugar.
TRES DESEOS
Un hombre caminaba por el bosque maldiciendo su
mala fortuna, cuando de repente vio un extraño pájaro. Lo capturó
pensando que lo podría vender por mucho dinero, pero en ese momento
el pájaro dijo:
El señor, estupefacto, decidió aceptar la
propuesta de aquel extraño ser. “Por fin la suerte me sonríe”,
pensó, y soltó al pájaro.
-Bien, querido genio, deseo ser más dulce, rico e
irresistible hacia las mujeres.
Entonces, el pájaro le convirtió en un pedazo de
pastel de chocolate.
RISAS
En un pequeño pueblo, había una niña que no
cesaba de reír. Reía, reía y reía: por la mañana, por la tarde y
por la noche. Entonces, un día, de tanto reírse se le acabaron las
risas.
Susana Alapont Durá
LA CASITA DE CHOCOLATE
ResponderEliminarExtraviada, ingenua, por caminos
que recorría por primera vez,
me dejé seducir como una niña
por aquella casita. Su tejado
de chocolate, sus paredes dulces
llenas de fresas, guindas y barquillos,
las ventanas de azúcar transparente
con los marcos de almendras y guirlache.
Con los ojos y el alma empalagados,
abandonada a aquel mundo de cuento,
abrí la puerta de vainilla y menta
sin mirar hacia arriba. Allí colgaba
un bonito cartel de caramelo:
"Dejad toda esperanza".
Amalia Bautista, "Tres deseos (Poesía Reunida)", editorial Renacimiento, 2006
Enhorabuena a todos por el trabajo que habéis hecho y especialmente a Susana. Me encantan tus tres relatos. Pero por favor que no se te acaben las risas.
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